El valor de nuestros defectos, carencias y grietas
¡Saludos! Normalmente todos tenemos un ideal acerca de cómo debería ser nuestra vida o la vida en general, o acerca de cómo deberíamos ser nosotros o las demás personas, y cuando las cosas no ocurren de ese modo, pensamos que algo está mal en nuestra vida o en la vida de los demás. Sin embargo, hace ya muchos años, aprendí de un maestro, que aunque desde nuestra perspectiva personal creamos que no somos lo suficientemente buenos, desde una perspectiva superior somos perfectos.
Un cargador de agua en la India tenía dos grandes vasijas que colgaban a los extremos de un palo que él llevaba encima de los hombros.
Una de las vasijas tenía una grieta, mientras que la otra era perfecta y entregaba el agua completa al final del largo camino a pie desde el arroyo hasta la casa de su patrón.
Cuando llegaba, la vasija rota sólo contenía la mitad del agua. Por dos años completos esto fue así diariamente.
Desde luego la vasija perfecta estaba muy orgullosa de sus logros, perfecta para los fines para la cual fue creada. Pero la pobre vasija agrietada estaba muy avergonzada de su propia imperfección y se sentía miserable porque sólo podía conseguir la mitad de lo que se suponía debía hacer.
Después de dos años, el cargador de agua, le habló al aguador diciéndole: «Estoy avergonzado de mí mismo y me quiero disculpar contigo…» ¿por qué? le preguntó el aguador. -Porque debido a las grietas en una de mis vasijas, sólo puedes entregar una parte de mi carga. Debido a mis grietas, sólo obtienes una parte del valor que deberías obtener.
El aguador, lo escuchó y con gran compasión le dijo: «Cuando regresemos a la casa del patrón quiero que notes las bellísimas flores que crecen a lo largo del camino”.
Así lo hizo y en efecto vio muchísimas flores hermosas a todo lo largo del camino, pero de todos modos se sintió muy apenada porque al final sólo llevaba una parte de su carga.
El aguador le dijo: ¿Te diste cuenta de que las flores sólo crecen en tu lado del camino?; siempre he sabido de tus grietas y quise obtener ventaja de ello, por lo que sembré semillas de flores a lo largo del camino por donde tú vas y todos los días, sin saberlo, las has regado.
Por dos años yo he podido recoger estas flores para decorar la casa de mi Patrón. De modo, que si tu vasija no hubiera tenido grietas, mi patrón no habría podido disfrutar de la belleza de las flores.
Queridos amigos, cada uno de nosotros tiene sus propios defectos, sus propias imperfecciones, sus propias grietas. Todos somos como vasijas agrietadas. Podemos elegir enojarnos por nuestras imperfecciones o podemos elegir aceptarlas y ponerlas al servicio de una voluntad superior.
Recordá que en la gran economía del Universo, nada se desperdicia.