¡Saludos gente maravillosa! Muy pocas personas valoran lo que tienen y la gran mayoría valora lo que no tiene, lo que creen que les falta. Equivocadamente buscan afuera lo que ya tienen dentro. Viven pendientes de la opinión ajena, de la aprobación del otro, y cuando el mundo no los aprueba, se desilusionan y deprimen. Aquí les dejo una historia que espero los inspire!
Discípulo: “maestro, varios compañeros me han dicho que me consideran muy torpe y bastante tonto, y pensándolo bien, creo que tienen razón y me siento muy poca cosa. ¿Qué puedo hacer para que me valoren más?”
El maestro, sin mirarlo, le dijo: «no puedo ayudarte, tengo mis propios problemas; pero si quisieras ayudarme tú primero, después tal vez te pueda ayudar a tí.”
Eee…encantado, maestro- titubeó el joven, sintiéndose otra vez desvalorizado, y sus necesidades postergadas.
-“Bien”, dijo el maestro. Toma este anillo y vé al mercado a venderlo, pues necesito pagar unas deudas. Debes obtener por él la mayor suma posible, pero no aceptes menos de una moneda de oro.
Apenas llegó al mercado, empezó a ofrecer el anillo; nadie quería comprárselo y la mayoría le ofrecía menos de una moneda de oro. Después de ofrecer su joya a más de cien personas, y abatido por su fracaso, regresó.
Maestro- dijo- lo siento, no se puede conseguir lo que me pediste. Quizás pudiera conseguir dos o tres monedas de plata, pero no creo que yo pueda engañar a nadie respecto del verdadero valor del anillo.
-“Qué importante lo que dijiste, joven discípulo»- contestó sonriente el maestro-. «Debemos saber primero el verdadero valor del anillo. Ahora vete al joyero. ¿Quién mejor que él para saberlo? Dile que quisieras vender el anillo y pregúntale cuánto te da por él. Pero no importa lo que ofrezca, no se lo vendas. Vuelve aquí con mi anillo.”
El joyero examinó el anillo a la luz del candil con su lupa, lo pesó y luego le dijo: -Dile al maestro, muchacho, que si lo quiere vender YA, no puedo darle más que 58 monedas de oro por su anillo.
-58 MONEDAS!!!?? Exclamó el joven. -Sí, replicó el joyero- yo sé que con tiempo podríamos obtener por él cerca de 70 monedas, pero no sé…si la venta es urgente…
El joven corrió emocionado a la casa del maestro a contarle lo sucedido.
-“Siéntate y escucha” le dijo el maestro – “Tú eres como este anillo: una joya, valiosa y única. Y como tal, sólo puede evaluarte verdaderamente un experto. ¿Qué haces por la vida pretendiendo que cualquiera descubra tu verdadero valor?”.
Querido amigo, tu que estas leyendo estas líneas, que no hay otra persona en el mundo que sea como tu; tu eres único, legítimo y valioso; eres digno de a-precio (sin precio) razón por la cual tu vida no tiene precio, pero sí tiene un valor y a ese valor te lo pones tú mismo, así que empieza a preguntarte: ¿cuánto vale tu vida? ¿cuál es tu propio valor?