A pesar de que la mayoría de nosotros somos «consumidores de medicamentos» y buscamos refugio en la aparatosa y sofisticada medicina oficial, intuimos que la salud es algo más que reemplazar piezas desgastadas en el mecanismo del cuerpo. En lo profundo de nuestro corazón presentimos que la salud no se puede garantizar con recetas médicas ni pastillas de todo tipo. Sucede que es más cómodo culpar y hacer responsables a los médicos de nuestro pobre estado de salud que responsabilizarnos cada uno y hacernos cargo de llevar un régimen de vida sano.
Ocurre que bajo el supuesto metafísico de que la Mente está separada del cuerpo, la religión se dedicó a atender «la salud del espíritu y el alma» y la medicina se dedicó a atender la «salud corporal».
Sin ambargo, en la antigüedad, el principal campo de la medicina era la «Dietética» entendida como «la ciencia de una vida sana», que recomendaba hacer un uso recto de:
1- Luz y Aire
2- Comida y bebida
3- Ejercicio y descanso
4- Sueño y vigilia
5- Secreciones y eliminaciones
6- Afectos, sentimientos y emociones
En la actualidad tenemos el desafío de tomar consciencia y asumir nuevamente el compromiso de vivir la unidad cuerpo-mente, propiciando un estilo de vida que incluya prácticas que nutran y fortalezcan tanto nuestro cuerpo como nuestra alma.
Abrazos al corazón!
Alex Vales